En septiembre del 2018 me compré en el Corte Inglés un televisor SONY de alta gama: modelo KD55AF8 con un precio de 1.214€. Me atendió un vendedor de SONY y, a pesar de que era mucho más caro de la idea que yo llevaba, me convenció principalmente por la tranquilidad que me tendría que dar una marca con tanto prestigio.
A los dos años y 9 meses, ya fuera de garantía, aparece una banda horizontal oscura en la pantalla. Vienen a buscarlo para repararlo y la sorpresa es que hay que cambiar toda la pantalla y cuesta 1.570,63€...¡más de lo que me costó el televisor!
Realmente estoy sorprendida de la baja calidad de un producto de una firma que se supone es de gran categoría. He intentado que en el servicio de atención al cliente me expliquen un poco qué ha podido suceder y sólo se aferran a que ya no está en garantía. Ni siquiera han tenido el detalle de no cobrarme el traslado del televisor al taller y la elaboración del presupuesto.
Por supuesto que no voy a arreglarlo y que nunca volveré a comprar un producto SONY. Lamentablemente, haré muy mala propagande de los televisores SONY.
Si es necesario, puedo mandar factura de la compara del televisor y del presupuesto de arreglo para demostrar la veracidad de lo que explico.
